Por Maestra Francis Mendoza Morán
Nicaragua posee variantes dialectales (fonéticas, léxico-semánticas y sintácticas) particulares, no obstante algunas de éstas son compartidas por otros países de habla hispana. Es decir, fenómenos que por diferentes razones políticas, económicas o geográficas se usan en varios países donde se habla el español. Como por ejemplo: el uso del vos, fenómeno que es llamado voseo. Ya sabemos que éste es usado con muchos matices semánticos y morfológicos, por los distintos hablantes de una u otra comunidad. Nosotros somos los encargados de variar o mantener algunas significaciones de las palabras. Dentro de esa variación se encuentra el constante uso de los apodos.
El apodo según la Real Academia Española, es un “Nombre que suele darse a una persona, tomado de sus defectos corporales o de alguna otra circunstancia. Yo me pregunto ¿en nuestro país, quién no tiene apodo? Bueno, malo, feo, despectivo, afectivo, agradable, desagradable, impactante, de reverencia, originado por algún artista, por un defecto físico, por haber realizado una buena o mala acción, por la familia, por un apellido, por parecerse a algún animal, a una flor o a un árbol…ya no se diga los que usan los choferes de Transporte Urbano Colectivo (de Managua y otras ciudades). Observen los sobrenombres que llevan escritos en las unidades de buses: El tío, El mil amores, El charruco, Llegó tu muñeco, Papichulo, A puro dolor, El magnate, El águila del sur, Aquí va tu rey, El capitán, El payaso, El salvaje, El alcón, El barbudo, Amor libre y tantos más. Lo que habría que constatar es si el apodo corresponde al chofer o se refiere al vehículo automóvil de transporte público. También los de Transporte Selectivo (taxis), no se quedan atrás. Aquí sí los apodos son directamente dirigidos a los choferes de taxis: el jefe, el carnal, chaca, el mono, el chele, el polillas, el negro y más.
¿Y…en un mercado? ¿Usted ya se inmagina? Ese contexto lingüístico presenta una riqueza de variantes semánticas increíbles. Se puede estudiar fonética (pronunciación), sintaxis (orden oracional), morfología (la palabra), semántica (el significado) y por supuesto, léxico. Al estudio de los apodos o sobrenombres los podemos relacionar con cualquiera de esos aspectos. En un futuro no muy lejano, publicaré los que se usan en el Roberto Huembes (Mercado de Managua).
Lo referido a los políticos, va ligado a los momentos históricos que Nicaragua ha vivido. La población es la que se encarga de asignarles apodos que en algunos casos son sutiles y otros son muy fuertes. Por mencionar a algunos: (Francisco Mayorga) córdoba oro, (Rosario Murillo) chamuca, (Eduardo Montealegre) ratón (Lombardo Martínez) Chespirito, (Arnoldo Alemán) rotondo, (Pedro Solórzano) Pedro Carretón, (Tomás Borge) el chiclán, (Humberto Ortega) el mancuncho, y muchos más. El lector puede deducir por qué son llamados así.
Yo nací en el barrio San Judas (La Quebradita) y recuerdo, como si fuera ayer, los apodos que se utilizaban para referirse a determinadas familias. Así por ejemplo: Las Conejas, Los raspaderos, Los pingüinos, Los cucarachas, Los cheles, Las chompipas, Las mudi, Las tomateras, Las tortilleras y otros. Y si alguien no sabía el nombre de algunos de los pobladores, simplemente se tomaba como referencia a algo que los miembros del hogar realizaban como labor. Como ilustración menciono: Los de la caballeriza, Los vende helado, Las tortilleras, Los vende cuajadas, Los vende mamón y más. Creo que actualmente en todos los barrios de nuestro país, se mantiene la utilización de este desborde lingüístico, los apodos, que nos ubica en un momento histórico, político y social.
Hago referencia de este fenómeno lingüístico citando a las estudiantes de la UNAN-Managua, Ana Ruth Rodezno y Wendy Gahoma Vado, que en su Tesis de Seminario de Graduación de 2008, (carrera de Filología y Comunicación) exponen que en la comunidad Los Cruces de Carazo, los habitantes usan los apodos en relación y por referirse a algún defecto físico de la persona, como: cachetón, ñatos, cayudos, carne gorda, cara de vieja, peluda, Sonia trompuda, picuda, mundo nariz, culo de pelo, mano de escarabajo entre otros. Y ya no se diga los referidos a animales: gallina, culebra, pico de zorro, alacrán, ardilla, gallo blanco, chancha muca, zorrito, mona, camarón, cabras, yeguas, oso y otros. También indican los apodados por corresponder a una similitud a algún personaje de ficción, como: Snoopy (Charlie Brown y sus amigos), Robocop, Chagui (Scooby Doo), Gasparín, Gotzilla…y más. Pero también se destaca a aquellas personas que se apodan por los hábitos alimenticios, así mencionan a: Chocolate, macarrón, chicharrones, Sara Cajeta, Sofía Pollo, dona, bombón, mamón y pera. Es de relevancia describir que los hablantes utilizan algunas variantes morfológicas para referirse al trasero del cuerpo humano: chimicola, culín, culo de pelo y pachuco.
Otros trabajos que han desarrollado los alumnos que egresan de esta Alma Máter merecen reconocimiento académico, pues profundizan, a través de grabaciones previamente estructuradas, en el estudio de la semántica (significación) que el nicaragüense entrevistado utiliza en su cotidianidad. Los diferentes estudios, no son simplemente análisis subjetivo, sino que reflejan puntos de vista del investigador basado en datos reales. Les muestro a continuación otros apodos recopilados por estudiantes de quinto año de la carrera de Filología y Comunicación, perteneciente a la Facultad de Humanidades y Ciencias Jurídicas. Estos trabajos obedecen a las líneas de investigación del Departamento de Español (Facultad de Educación e Idiomas) y se desarrollaron durante el año 2009. Juzgue el lector.
Las estudiantes: Shirley Judith Gómez y Consuelo del C. Alvarado. (2009): animalito, bodoque, cabeza de huevo, caponera, cara de candado, cocoliso chavita, chayote, chino pantanal, chocoyo, chuky, chula, el astro, el cabezón, el cacha floja, el comandante, el feo, el diablito, el feo, el hijo, el monaguillo el pollo, el rompe corazones, el ronco, guachacha, la bota, la boa, la chona, la pilla, la tacha, la vaca chela, la zorra, los aguacates, los barracos, los bocaditos, los cusucos, los cucharitas, la culebra, los chico mudo, los maltés, los olosicos, los pan blanco, los patos, los piedra, los pistola, los sin pelos, los sapos, los tamaris, maracas, mogly, payo culón, Sebo, Sopa maggi, Torito, Trimpón, zompopo. Estos usos corresponden a la comunidad de Niquinohomo, Masaya.
Mientras tanto, el alumno Carlos Taleno Soza en su trabajo final exploró la zona de Bocana de Paiwas y presentó en su glosario sobrenombres como: cara de vaca, Alma de cuero, Beto Galón, Chaparro mata vaca,Chata madura, cachete de bejuquilla, chico cutacha, chulón, cabeza, chincaca de perro, el mudo, el caballo pando, el pisote, el cachimbón, el llantero, enano cabezón, jocote tronador, Juan moya, la culona, la vieja, la montura, la panda, la perra, lecherón, leche de burra, los guacales,los pollones, los boteros, los cascajos, los cerro común, los masate, los cara de bolo, los poquito, los gemelos, Luis Tina, maíz tostado, masate negro, marlboro, mano de perra, mata chancho, manteca, mecha de mortero, Moncho Martínez, narizón, nacatamal de toro, pata de yuca, pancho Martínez, pata de palo, perra triste, piedra cantera, pico de mono, pingüino, pija de cusuco, platón, posolón, quiquisque, sobre perro, sopa de hueso, tapa de dulce,, ticay, tigrillo, toño chicha,, tortuga de pegadero entre otros.
Hamer Alexander Ramos y Hatzel Javier Montes, concentraron su atención en el municipio de Jinotepe. Destacan entre otros a: los culos, cuchumbos, los micos, los machos negros, los pulgas, garrobos, los canasteros, los chepos, los cornudos, los chambitas, chombos, los masayas, taconudos, el búho, reptil, tiburón y más.
Jahaira del S. Aguirre Morales y Yuri Fajima Arbizú mencionan entre otros a: la flaca, la modelo, gallero, fiona, el chiriso, el muco, la bolita de oro, el chiri, el chatel, la vieja chismosa, pichón, pipe, la albóndiga.los tortilleros, los zapateados, los chancho de monte, pecho león, la gata, los chilicosos, la pelo de oro, el torero, Marín el dientón y otros. Éstos sobrenombres son utilizados en la comarca Los Madrigales, municipio de Nindirí.
Miurel Marcela Maldonado y Cintya Amanda Morales, estudiaron las comunidades de San Miguel y Monimbó de Arriba. Enfatizan en apodos como: chingaste, la lagarta, las culebras, los tres pelos, los cabros, los caites, los calzones, las canillas, los catarranes, los conejos, los diablos, los guacales, los mojarras, los pecho de gatos (los pechuegatos), los quichichos, las ranas, las tajadas, los tigres y otros más.
Otro es el referido a los sobrenombres que algunos agricultores de la comunidad San Buenaventura de Boaco. Éste fue abordado por Keneth Jasson Chávez y Rito Omar Oporta. Ellos resaltan a: el abuelo, batute, beda, biscotel, bisnes, burritos, caballo, cabeza de turtuga, cabezón, cacha de huevo (cachahuevo), cacho bajo, camarón, cara de hormiga, cerdo, chacazul,chancha, chepón, cotorra, cucaracha,, culo de hoya (culodioya), drácula, galleta, gavilán, la muerte, los lecheros, mecha de mango (mechamango) y muchos más.
Estoy segura que los resultados finales de todos estos trabajos de investigación, fortalecerán de manera directa al estudio del español que usamos los nicaragüenses. El uso de un apodo puede adquirir diferentes matices. Se debe tomar en consideración el contexto lingüístico, histórico, económico, geográfico, político y otros aspectos, para utilizarlo. También depende del grado de confianza entre una o varias personas, entre la familia, entre amigos, entre vecinos y…por qué no decirlo ¿entre enemigos? Finalmente quiero señalar que al utilizar un apodo en una determinada conversación, no nos indica cierta libertad para emplearlos descontroladamente. El usarlos implica la vinculación hacia cierta marcación pragmática, es decir nos puede indicar un carácter vulgar, despectivo, afectivo, hiperbólico o irónico. Por ejemplo: para expresar que una persona (mujer) aumentó de peso o es obesa ¿cómo digo?..Puedo decir: gordita, hermosa, barril sin fondo, gorda aguada, totoposte, globo, godzilla, mastodonte... y puedo decir más.
El utilizar uno u otro apodo requiere “tacto lingüístico”. Si bien éstos son fenómenos que nos ofrecen la oportunidad para hacer uso de ellos, tampoco no debemos abusar de ellos. Seamos cuidadosos, porque así como podemos caer en gracia, nos pueden despreciar toda la vida. Usarlos o no, no nos va hacer diferentes socioculturalmente, sin embargo cada hablante tiene la capacidad para saber cuándo, dónde y con quién emplearlos.
Este artículo es interesante, la verdad es que uno los utiliza sin saber que esta enriqueciendo el vocabulario!!! ;-)
ResponderEliminares muy divertido escuchar algunos apodos, y la verdad que no se discute la creatividad que tenemos para enriquecer el léxico! muy interesante el artículo estimada profe
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